biográficas

El desayuno - una conversación entre roomies

J¿Tú crees que Eva habrá sabido esto?

S ¿Qué cosa?

J Lo que te estaba diciendo…que lo que el árbol tiene de florido vive de lo que tiene enterrado

S No sé. Me pasas el cereal por favor. ¿Y porque esas preguntas ahora? Es muy temprano para ponernos a filosofar ¿No crees?

J Toma…. Es que tuve un sueño anoche…

S ¿Ah sí? ¿Con Eva? No me digas que fue como el de ante noche que tuviste con Borges y Proust. Eso era material para una novela

J No, no… nada que ver. Tuve un sueño nítido inexplicable: soñé que era semilla y que estaba bajo tierra esperando el invierno para cerrarme de nuevo. Estaba un poco cansado de serlo eso si, de ser fruto y semilla otra vez. De aquel ciclo, sabes

S ¡Ah! por eso amaneciste pensativo amigo mio. Ufff…¿Qué significa ser después de todo?

J Aquí dicen que soy el presagio de una nueva vida ¿Tú realmente lo crees? A veces siento que soy una pregunta, una contradicción, una certeza redonda y orgánica

S A mí me gustaría saber qué te trajo de vuelta, el mundo no es lo que hace 2000 años atrás. ¿Es que acaso no puedes rechazar las posibilidades?

J Parece que no

S Mira, no quiero darte consejos porque ya los atenienses han levantado suficientes calumnias en mi contra respecto a mi corrompiendo a los jóvenes con mi opinión ¿Vas a comer pan?

J Si, dos. Los pones en el tostador por favor

S Mmm… Vas a tener que hacer lo que hiciste en Betsaida alguna vez. Solo queda la mitad de uno

J Tu también posees esa magia ¿Lo puedes percibir?

S No. Mi magia es de otro tipo. Un caballo sin nombre. Mmm.. ¿De dónde sacaste este café? ¿Lo trajiste del nuevo mundo?

J jajaja que anacrónico que despertaste hoy! No, la señora Magdalena del bazar de la esquina lo tiene en oferta

S A ti te sale gratis me imagino ehhh… Está muy bueno. Si me das mas te lo agradezco

J No te voy a poder dar mas, lo siento, tengo que llevarlo todo al templo

S Oye, pero aquí te queda mucho. Es solo un poco para compartir con Melito ¿Desde cuándo tan tacaño?

J No se trata de eso. No puedo, de verdad. Te vas a quedar con las ganas

S ¡Ay Dios -o mejor dicho tu Padre- líbrame de los buenos! No hagas a otros lo que te enfurecería si te lo hicieran los demás ¿No era esa una de tus enseñanzas? ¿O esa era mía?

J No se si escuchas mi bendición

S Arrggg Déjate de esas frases… Me molesta cuando empiezas con los sermones aquí en casa ¡Oh Mierda! ¡Estoy atrasado para el tren a Delfos!

J El poder de decidir es la única libertad que te queda como prisionero de este mundo ¿Vienes a cenar? Invité a Pedro y Judas Tadeo

S No te lo puedo asegurar. Solo se que nada se compañero

Mis 7

Hace 2 años dejé el paraíso de la mano de mi mamá, mi hermana y mi muñeca pepona. Me sorprendió en ese entonces que nuestro nuevo hogar tuviese muros de ladrillo, ventanas con barrotes y una colonia de gusanos en el baño que por alguna razón regresaba todo el tiempo. Hoy ya me acostumbré a todo eso. Al calor del verano, a la cocina sin estufa a leña, al smog, a los robos, a los viajes en micro y a mi nuevo colegio.

Lo que ahora sí me resulta extraño es la lluvia y mas aún la nieve, esa solo esta en la cordillera. Me tengo que conformar con ver la lluvia solo en los inviernos y desde aquí dentro pues las inundaciones y los autos no se llevan bien. Alguna vez la sentí fría en mi piel acumulándose en las capas de mi parka naranja, entrando por mis botas de goma, mojándome el pelo y haciendo un barro perfecto para jugar. Esa era otra lluvia, al igual que yo.

Las calles ya no están tan coloridas como el año pasado. Hace unos meses ganamos así es que el próximo año se acaba la dictadura. Voy a extrañar las protestas junto a mi hermana, me entretenía ser parte de ese tumulto de cantos, gritos, cacerolazos, banderas color arcoíris y panfletos de todos tamaños. Yo también tengo una opinión política, aunque a veces mi familia se ríe porque piensan que no entiendo, como cuando le dije a mi hermana que no me gustaba Pinochet porque había matado a Gorbachev. Me confundí de historia, aunque es mejor así me decían. La historia real es mucho más cruda y nos toca en carne propia.

Extraño mi paraíso. Quisiera volver. ¿Será que puedo pedirle eso al viejo pascuero esta navidad? Algo en mí me dice que ese regalo llegará. Llegará el día que vuelva a jugar en la calle sin miedo, a hacer monos de nieve, coleccionar insectos, salir en bicicleta con mis amigos, irme caminando al colegio y visitar a los vecinos que son mi segunda familia. Mi única duda es ¿Qué tan distinto será al paraíso de mis primeros años? Quizás cuando tenga 40 pueda decir que soy una privilegiada porque logré recuperar el tiempo perdido. Eso espero.

Mi primer

Mientras los paisajes van cambiando afuera de mi ventana yo, aparentemente inmóvil, observo atenta esta primera vez. Hemos hecho muchos de estos viajes antes, recorriendo esta larga carretera ida y vuelta por lo menos cuatro veces. Aquí sentada en este mismo lugar he saboreado una manzana roja, acariciado tu cabeza de ese modo que te gusta tanto y lamentado ver uno de los tantos canguros muertos a la orilla del camino. Pese al mareo que me provoca mirar las letras, escribo algunas líneas para coger este momento que se me resbala entre conversaciones comunes de todo tipo. Aquí dentro de este auto nuestro paisaje parece ser muy rutinario, pero aún así, yo secretamente siento la sutil presencia de una primera vez.

No podría comparar esta primera vez con mi primeros pasos, mi primer beso o mi primer viaje. Este encuentro tiene una cualidad distinta, es frágil, evanescente, instantáneo y un tanto difícil de fijar en mi biblioteca sensorial. Probablemente no habría tenido ninguna trascendencia si es que no hubiese reflexionado y escrito acerca de ello. Me pregunto cuántos de estos momentos se me han escapado antes? Puedo reconocer la magnitud de ciertos primeros eventos, en su inmensa sabiduría han abierto mi lenguaje vivencial y creado un vocabulario infinito de significados. Sin embargo, estos otros sucesos poco visibles son aplastados a cada segundo por mi distracción y pese al valor que estos pequeños primigenios encuentros contienen los voy perdiendo de vista, desviándome hacia un mundo repetitivo y estático. Me vuelvo ciega a algo que hoy aquí sentada en este auto me parece tan evidente: que mi vida esta construida de primeras veces. 

Ayer al igual que hoy, el sublime estado de estas diminutas primeras veces me tocó. Si bien es cierto se trataba de la mudanza a nuestra primera casa, este reconocimiento ocurrió cuando me encontraba limpiando la cocina, en el instante en que la base de mi taza favorita tocó la superficie de una de las repisas blancas. Ese momento tan ínfimo e imperceptible generó un magnífico eco que me llevó lejos hacia mis ultimas veces; hacia mis anhelos profundos de tener un hogar, hacia mi cansancio hecho bolso, caja de cartón y vehículo, hacia las cocinas donde aquella taza no pudo permanecer. Gracias a aquel objeto pude presenciar un pequeño suceso revelador. Algo silencioso que se hacia patente gracias a mi atención.

Descubrí que estos pequeños momentos corren al ritmo de mi transformación, tal como el paisaje cambia en nuestra ruta, así van pasando estas inasibles primeras veces sin poder llegar a percibirlas por completo. Las agrupamos en grandes sucesos para así fijarlas en nuestra memoria. Quizás todo este viaje se trate de sostener la paradoja de haber llegado a un destino conocido por primera vez.

(Mi) último minuto!

Tengo una crisis que recoge todos mis climas,

incendia mis pensamientos y militariza mis sentidos. 

Cuando creo que ha desaparecido vuelve, 

me inunda y me declara la guerra. 

Al igual que allá afuera también hay fugas y robos en esta realidad.

Hay profundos dilemas que discuten sobre lo ético o lo impresentable,

sobre cómo dejar de asesinar a ese deseo de desnudar el alma.

A veces no hay acuerdos sustantivos,

las razones se confunden entre definiciones de todo tipo

y hay algo que queda herido.

Construir consensos entre las fuerzas hegemónicas y mis minorías

es el llamado que me gobierna y garantiza mi supervivencia.

Mi sociedad interior reconoce sus derechos 

y exige una liberación inmediata de la conciencia.

No mas secuestros, ni masacres,

no mas ataques, ni terrorismo.

Este es el llamado del pueblo que me habita. 

Mi revolución esta pronta a suceder,

será una intervención compasiva, 

desde el misterio, el silencio y la paz,

y que probablemente dejará sin contenido a este noticiero.

A la posibilidad

Siéntate a mi lado y mírame con compasión por favor. Tómame la mano y dime bajito al oido, como si fuese un secreto, que no eres igual a las otras, que tú vienes para cambiarlo todo. No me hagas sentir ese dolor en mi viseras emocionales nuevamente, en mi carne lo podría tolerar pero mas de ese líquido viscoso y oscuro llenando mis espacios sagrados no, eso no sé si pueda.

Ya no soy ingenua ni fantasiosa, algo he aprendido antes de tu llegada, tus predecesoras han cumplido con su cometido. Quizás por eso ahora los dioses están de mi parte. Aquí en esta mano que hace unos meses estuvo cubierta de sangre, sostengo uno de ellos y es perfectamente redondo y blanco. Luché contra el por mucho tiempo pero hoy lo recibo como quien se acerca a recibir la hostia en la misa de pascua de resurrección. Así, solemne, humilde, con la rebeldía guardada en el bolsillo, entregando mi cuerpo como ofrenda en esta liturgia química espectral.

Es acaso el también tu dios? Probablemente tu respuesta tendría un porque no? Tu potencialidad me agobia y enloquece, esa capacidad que tienes para estar siempre llegando a ser sin ser nada completamente. Eres tránsito, un movimiento sin respuesta definitiva.

No se qué más hacer para demostrarte que eres bienvenida, pese al cansancio de todos los preparativos, te espero con una sonrisa. En el momento que te instales aquí notarás que aun quedan vestigios de antiguos visitantes, no puedo prometerte que estará todo limpio, para eso tendría que volver a nacer. Pero si puedo asegurarte que seré toda tuya, me entregaré al placer de tu presencia como si no hubiesen habido otras antes y aceptaré tu partida en el momento que decidas. Solo espero que estes transformada en un pedazo de mi dulce historia para ese entonces, que lleves tu mejor vestimenta, aquella de largos y delicados ropajes rojos, que prendas una vela y cantes conmigo la buena nueva de nuestra muerte.

Dancemos juntas, demos vuelta las estadísticas y volvamos a ser. Yo cada vez un poco más diosa y tú cada vez un poco más humana.

Next
Next

puppet theatre writing